Una investigación publicada recientemente ha presentado resultados que indican que las ratas topo desnudas (Heterocephalus glaber), unos roedores lampiños y armados con dos exagerados dientes, no cumplen la fórmula de Gompertz. Después de alcanzar la edad adulta, a los seis meses, su probabilidad de morir permanece constante e incluso disminuye un poco con el tiempo. Por eso, quizás, estos animales alcanzan los 30 años de edad en cautividad, frente a los cuatro de otros roedores también criados en jaulas. Estos animales tienen una elevada actividad reparadora de ADN y, por otra, altos niveles de chaperonas, unas proteínas que ayudan a otras a plegarse para funcionar adecuadamente.
En el mundo de los animales de laboratorio, dominado por ratas albinas y moscas, las ratas topo desnudas son súperestrellas. Muy raramente tienen cáncer, son inmunes a ciertos tipos de dolor (como el de las quemaduras), pueden sobrevivir 18 minutos sin oxígeno, cambiando su metabolismo, y son increíblemente longevas: les correspondería vivir seis años, pero pueden llegar a los 30, y conservando su fertilidad. Por todo esto, no llama la atención que los investigadores quieran estudiarlas en beneficio de la salud humana.
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